La lluvia que cayó durante la noche ha dejado la ropa del agua tendida. Después de la tormenta ha amanecido un sábado glorioso y el parque se ha llenado de ruidos, de charcos, de gente, de narcisos, de vida: un perro pasa a nuestro lado corriendo en busca de una pelota, la sombra de las magnolias caen al césped cargadas de una luz perfumada, brilla la nueva hierba de un verde plateado, crujen las forsitias incendiadas, pasan veloces un grupo de corredores con camisetas moradas y una pandilla de patos jóvenes se zambullen en el lago donde un marinero en tierra navega un barco en un mar en calma. Dos viejos buscan un banco al suave sol de abril mientras pasan las nubes, cantan los pájaros y hay un rumor que crece y se escucha llenando el parque de una nueva primavera.