Tuesday, November 21, 2017

Tres poemas portugueses






COMO QUIEN VUELVE AL PARAÍSO.
Tres poemas portugueses

I

Un viejo, como un barco a la deriva,
algas en su mirada y entre sus manos cieno,
vuelve al café de entonces,
como si regresara al paraíso,
no sabe bien que es al infierno donde vuelve.
No olvida la penuria de aquel tiempo,
ni el olor a sardinas, los cuatro pisos de la pensión oscura,
ni el deseo brutal que le ardía en sus ojos,
tampoco olvida cómo, en la hondura del parque,
al hacerse de noche buscaba compañía. 
Ahora que no le falta nada, está falto de todo:
se cansa, confunde los recuerdos y se sabe invisible.
Acompañado de su sombra siente la puñalada de la niebla
que lleva el río puesta de camisa.
En el Jardim da Cordoaria encontró a Ganimedes,
y recuerda una vez más, ahora que está solo,
aquella noche, hace cuarenta años,
en la ruidosa cama de una pensión de Oporto. 

  

II

Ángeles falsos resplandecen en espejos barrocos
en los que se reflejan turistas refinados.
Entre el ruido de copas y el olor a café
le quema el mármol de la mesa fría.
Le abruma el perfil del camarero,
efímera moneda troquelada de luz,
llevando una bandeja en perfecto equilibrio
que pasa junto a él y no lo mira.
Sale desorientado de tanta soledad,
de tal derroche de belleza
y sube al atardecer hasta el Castillo
donde una vez ganó una batalla y conquistó su reino.
Llora al ver perdida la que fuera su Alhambra,
siendo el último dueño de cuerpos fulgurantes.
La reina de la noche le acepta las llaves de su vida.
Es hora de partir.


  
III

Hace fuerza por recordar su único perfil
y aparecen mil rostros,
persevera en recordar sus brazos y su pecho
y recuerda el abrazo final,
quiere perpetuar el brillo de sus ojos
y aparece la noche,
si pudiera de nuevo quemarse entre sus labios
y no tener su aliento hecho ceniza,
naufragar en su costa iluminada
y no guardar la ropa.
Si  pudiera…
la vejez se lo ha llevado todo.
Ahora que hasta su nombre se ha borrado
está seguro de que todo fue un sueño.

Sabe que nunca más ha de volver.



Saturday, November 18, 2017

Luces de NY







Palabra del editor.

Gracias a Hilario Barrero, poeta, traductor y experto en poesía anglosajona afincado en Nueva York desde hace cuarenta años, Ravenswood Books tiene la suerte de publicar una antología bilingüe de la poesía de Sara Teasdale, un libro necesario para conocer no sólo la obra de una poeta de gran singularidad, también para disfrutar de una voz, un estilo, una personalidad y también las luces y los latidos del corazón de la Nueva York del primer tercio del siglo XX, una ciudad única en el mundo. El libro ya puede pedirse (gastos de envío gratuitos) a ravenswoodbooks@gmail.com





Una buena noticia. Me llegan los primeros ejemplares desde España de “Luces de Nueva York y otros poemas”, de Sara Teasdale (1884-1933) que ha publicado Ravenswood Books Editorial. La poesía de Teasdale se basa en tres temas: la belleza, el amor y la muerte, que la aproximan y definen como una poeta romántica; a veces un poco melancólica, a veces envuelta en una profunda tristeza, casi siempre atormentada por la presencia o la ausencia del amante. Por otro lado puede considerársela como una poeta modernista. Ravenswood Bookspresenta por primera vez un volumen en donde se recogen los poemas con el tema Nueva York que ya adelantó la revista “Clarín” en su último número. Este volumen forma parte de la Biblioteca de Autores Anglosajones (BAA) cuyo primer libro fue una antología de Emily Dickinson. Muchas gracias.
HB





Guía.



Guía de la buena esposa: once reglas para mantener a tu marido feliz. Sé la esposa que él siempre soñó, por Pilar Primo de Rivera.

Monday, November 6, 2017

OPORTO DEL 51

         OPORTO DEL 51

Es torpe en el manejo del cuchillo,
hace ruido al comer, abre mucho la boca
y se bebe de un trago el vino de reserva
que en finísima copa de cristal
perfuma su salvaje dentadura.
Habla alto, se encuentra desfasado
en esta reunión donde dos viejos
le celebran, con mucha discreción,
el fulgurante fuego de sus ojos
y el torrente de vida de sus labios.
No entiende la ironía de las frases,
y le aburre la música de iglesia
que suena como fondo al bisbiseo.
Al terminar la cena y pasar a la alcoba,
los viejos se preparan y beben lentamente
un Oporto que compraron en el cincuenta y uno
en Lisboa la bella, cuando en amor,
bellísimos y jóvenes fueron a celebrar sus cuerpos.

Encendido de vino y en la materia docto
pierde la timidez y los modales
y es la torpeza ahora un arte de elocuencia.
Con ademán sereno y confiado,
en un gesto estudiado lleno de dramatismo,
un ruido del metal de los botones
al escapar de los ojales desgastados
del Levis desteñido y ajustado a su cuerpo glorioso,
se abre la bragueta y sin nada debajo
ofrece su producto asalariado
y generoso a la lenta caricia
de temblorosa mano y desdentada boca.

Así, semidesnudo, es como un dios de mármol,
arcángel victorioso que viendo
arrodillada a la pareja fiel,
sus calvas relucientes, dos perros jadeantes,
¡qué torpes le parecen sus caricias,
qué vulgares sus manos le parecen,
qué fríos son sus labios y sus bocas!