Friday, September 16, 2016

Volver contigo un lunes de septiembre a Coney Island



Nota.- El otro día fuimos, como algunos saben, a Coney Island (hoy hemos vuelto de nuevo) y publiqué en Facebook cuatro fotos. Una era un "autorretrato" en la que aparecía con pinta de matón, gafas oscuras y barba de siete días. Como a nadie le amarga un dulce (al menos que seas diabético) uno se quedó sorprendido de que casi a 200 personas le gustara la imagen. Para demostrar mi gratitud (no quieres caldo, dos tazas), les copio la entrada del Diario, que si Dios quiere, saldrá dentro de dos años.






Tuesday, September 13, 2016

El eje imaginario y Transparente, de Rosario Troncoso.




                          UNA FRIA Y TRANSPARENTE FRAGILIDAD

      Desde el Sur me llegan dos hogueras de llama viva, un eje en el que gira el aire desvalido, la soledad más descalza, el amor y el misterio de la vida. Me llegan dos libros de Rosario Tronco: El eje imaginario y Transparente.
        De El eje imaginario este poema que encierra una fría y silenciosa fragilidad; santo y seña de la poeta gaditana.

      FRAGILIDAD

Anoche en el silencio fui frágil.
 

El aire licuó la sangre y los huesos.

Los restos del pasado y de la carne

se aferraban con fuerza a mis tobillos
como monstruos ciegos bajo la cama.

El frío, a dentelladas, arrastró mi voz
eternamente lejos.




         Si un poema tuviera cumpleaños este estaría celebrándolo en este mes de septiembre. Es el poema que a uno más le gusta, el que mejor define el estilo, la manera de contar las silabas de la vida de Troncoso. Un poema áspero, descarnado y de viaje. Un poema para decir adiós.  
         Transparente es un libro a tener en cuenta en la trayectoria poética de la poeta. 
         Un libro oscuramente transparente en donde uno se encuentra acentos liricos, gritos sociales, susurros amorosos, cas un calendario de gozo y de pasión. Uno celebra este libro y, sobre todo, los últimos poemas en donde hay ejemplos de honesto  virtuosismo, destreza, habilidad y  de buena poesía. Un mundo de desaliento y cotidianidad donde huir es volver al mar. 
       Dos ejemplos claros de la poesía rasgada y  amarga en el poema “Madrid y septiembre” y en “Noviembre”.





Madrid y septiembre

Madrid recién vestido
de lluvia y de septiembre.
Llegaba.

Esa ansiedad extraña,
la obsesión de tu nombre,
mi huida desde el mar
arrancándome todo:
aquel amor tranquilo,
los brazos sin tormentas.,
lo inútil de la luna
hermosa, sumergida,
tan lejos de tu sombra.

Pero en Méndez Álvaro no estabas tú.

Tu nombre fue fugaz.
Como dedo en el vaho
que deje en el cristal
corazones y pájaros.




            
                 Noviembre

Y quizás hoy todo se vuelva amargo:
el azúcar, la lluvia, este noviembre
que resiste en pie, abrazado a una nube
ya vacía de azules, voces, poemas.
...
Se deshacen los nudos de las alas,
allí donde nunca hubo 
ni un indicio de ángel verdadero

Saturday, September 10, 2016

Otro 11 de septiembre.


Miércoles, 25.- Está abril haciendo de las suyas, errático y cambiante, ventoso y soleado, luminoso y nublado, desequilibrado, rasgando el papel del aire y desguazando, como un amante en celo, a los árboles floridos. Te espero sentado en un banco junto a un monumento a los bomberos muertos el 11 de septiembre en la defensa de las Torres Gemelas. Pasan perros alegres, parejas enamoradas, ajenas a las locuras de abril, y pasan niños. A mi lado, cercano al monumento, está sentado un hombre gordo que respira como si tuviera ortigas en la garganta. Un niño mira el monumento y el hombre gordo le cuenta la historia de los bomberos como si fuera algo que pasó hace mucho tiempo. “Una vez hubo un ataque a unos edificios y murió mucha gente y murieron bomberos que acudieron a apagar el fuego...” El niño mira al monumento y al hombre gordo, moviendo la cabeza como si estuviera en un partido de tenis. Sale el sol y se nubla y abril también mueve la cabeza mirándonos a nosotros. Yo, de pronto, me doy cuenta de que estuve en esa guerra, que la viví y que soy parte de la historia de este país. Y que ya soy viejo y que de haber tenido nietos les hubiera podido contar esta batalla. Te veo salir de la tienda y dejo al hombre gordo que siga con la historia cuyo final sé muy bien. Has comprado una docena de huevos. Me dices que tienes que hacer dos flanes para dos de las cenas a las que hemos sido invitados la semana que viene. Abril es como uno de tus flanes: luminoso y un poco nublado por fuera y por dentro cargado de sombras delicadas que empalagan los sentidos.

De “Diarios (2012-2013). La isla de Siltolá.