Wednesday, April 4, 2018

CATULO VIII








CATULO VIII
LOUIS ZUKOFSKY (1904 – 1978)


Miserable Catulo, deja de hacer el tonto
y admite que todo se ha acabado,
el sol brillaba para ti en aquellos días
cuando tu chica te tenía,
cuando se lo dabas a ella
              como nadie nunca se lo dará.
Juntos siempre, siempre haciéndolo
y a ti te gustaba y ella no puede decir
                                       que a ella no.
Si, aquellos días fueron resplandecientes.
ahora ella no quiere hacerlo más; ¿por qué
tú, agotado, quieres hacerlo?
No la persigas, no te consumas,
muestra algún valor, levántate
                                           y acéptalo.
Adiós, muchacha. Catulo
                                           puede soportarlo.
No te molestará más y no será molestado,
pero tú sí, sobre todo por las noches.
¿Para qué quieres vivir?
¿Quién te verá?
¿Quién dirá que eres guapa?
¿Quién te lo dará ahora?
¿Qué nombre tendrás?
¿A quién besarás? ¿Qué labios morderás?
Venga, Catulo, tú puedes soportarlo.


   
CATULLUS VIII

Miserable Catullus, stop being foolish
And admit it's over,
The sun shone on you those days
When your girl had you
When you gave it to her
                    like nobody else ever will.
Everywhere together then, always at it
And you liked it and she can’t say
                                            she didn't
Yes, those days glowed.
Now she doesn't want it: why
                        should you, washed out
Want to. Don't trail her,
Don't eat yourself up alive,
Show some spunk, stand up
                                         and take it.
so long, girl. Catullus
                                        can take it.
He won't bother you, he won't
                                       be bothered:
But you'll be, nights.
What do you want to live for?
Whom will you see?
Who'll say you're pretty?
Who'll give it to you now?
Whose name will you have?
Kiss what guy? bite Whose
                                         lips?
Come on Catullus, you can
                                        take it.


  
Nota.- Es la primera vez que traduzco un poema traducido del latín al inglés y de este al español. Además lo hago de un poeta americano, Louis Zukofsky que no es precisamente uno de mis favoritos. Creo que esta versión responde a un periodo en la vida americana en donde no se podía decir todo lo que Catulo dijo. .Aunque uno estudió latín no se ha atrevido a traducirlo del original, aunque ha consultado el texto, y ha podido observar lo anticuada y ñoña que es la versión en inglés y lo fresca que lo es en latín. No en vano la poesía de Catulo, los 116 poemas que se conservan, han influido en poetas de todos los tiempos y es siempre un gozo volver a su obra. La traducción va dedicada a Sagrario Fernández-Prieto que ha escrito una reseña de una novela que escribió Charles Renikoff un poeta y novelista que vivió en Brooklyn, amigo de Zukofsky, que tampoco goza de mis simpatías. Finalmente, recordemos que “Catulo VIII” es uno de los 116 poemas de Catulo que ha sido traducido a varios idiomas y es uno de los más famosos.


Saturday, March 31, 2018

Procesiones




                         Pasa el cortejo. Un niño es centinela
                         y aunque no lo comprende todavía
                         el tiempo le dirá que es la poesía
                         lo que le angustia y a la vez le encela.

                        Ve de los toldos la ondulante vela,
                        el tomillo vibrante de alegría,
                        la luz le llena de melancolía
                        y Dios es una llama que le hiela.

                       Es Toledo su muerte y es su clave,
                       norte, final, encrucijada y centro,
                       misa de doce, padrenuestro y llave.

                      Vuelve mayor y salen a su encuentro.
                      Le pesan los recuerdos, pero sabe
                      que hay otra procesión que va por dentro.

Thursday, March 29, 2018

Solo ida.


                       


               Noventa y nueve poemas de un corazón (casi) al desnudo.

Jose Luis García Martín
Solo ida
Impronta, Gijón, 2018

          Algunos diaristas son también ocasionalmente poetas, novelistas de segunda o críticos de andar por casa. García Martín puede ser mejor o peor poeta, pero toda su vida ha estado asistido por la poesía. Muchos consideran que ser el crítico de poesía que es, temido, sin pelos en la lengua, con libertad total de decir lo que siente, le ha perjudicado como poeta. (Ejemplo reciente: algunos críticos han elogiado al ganador de un célebre premio de poesía; García Martín, en cambio, desentraña el libro y valorando un aspecto del mismo, señala algunos aspectos negativos).

          Hablando de la presencia de la poesía en la vida del autor debemos apuntar que fue en 1972 cuando apareció el primer libro del poeta, Marineros perdidos en los puertos, un libro raro (se vende en Amazon por 72€) del que se podrían sacar conclusiones tal vez sorprendentes si se leyera como debe ser leído. Uno tiene entre sus libros más preciados la primera edición de Tinta y papel, su quinto libro de poesía, publicado en 1985, en lujosa encuadernación, que perteneció a Victoria Kent; otro libro del que todos los antólogos han omitido algunos poemas que deberían haber sido seleccionados, como por ejemplo “Historia contemporánea” y “Homenaje a Fassbinder”, en el que hay una referencia a un poema de Penna.

         Y después de cuatro antologías: Poesía reunida (1990), Material perecedero (1998), Mudanza (2004) y La aventura (2011) nos llega ahora, publicada por Impronta, Solo ida, una antología en la que se recogen algunos poemas “ocultos” que no ocultan nada, aunque la poesía de García Martín tenga, al menos, tres elementos que hay que tener en cuenta: una fina ironía que hace que el poema transcienda lo anecdótico, y es ahí donde radica la “oscuridad”, no en el tema; una melancolía a veces usada como con rabia, una melancolía de camaradería viril y, sobre todo, un elemento que está presente en toda su obra (prosa y poesía), que podríamos llamar “nebulosidad”, un humo que intenta ocultar una llama que arde en el corazón del poeta, un deseo envuelto en una niebla que o bien nubla el argumento o lo desvía, en ocasiones dándole a esa calima un escape literario, ensartada y arropada en el mundo clásico.

                                   


          La selección ha estado a cargo de un buen conocedor de la poesía de García Martin, el poeta Marcos Tramón, que acaba de publicar De mis soledades vengo en Renacimiento. El antólogo ha optado por incluir poemas que no habían sido seleccionados en las otras antologías y “centrarse en aquellos poemas que habían ido quedando sistemáticamente fuera de las selecciones anteriores”, lo que hace de Solo ida una antología nueva y necesaria para conocer una parte del universo del poeta. Uno agradece la disposición de los noventa y nueve poemas que componen el volumen: fluyendo “uno detrás de otro”, sin barreras, ni títulos, ni frases (que tanto estorban al poema y que a veces no sirven para nada), solo un río de aguas a veces turbias, a veces torrenciales, a veces claras, pero siempre un caudal de entrega, de tiempo, de dedicación, aunque el poeta piense que él es “más bien un padre descastado para estos hijos de mi ingenio: en cuanto pueden valerse por sí mismos, en cuando andan impresos por el mundo, los dejo al aire, que se las apañen solos…”.

                                           


    Solo ida recoge, como hemos dicho, poemas que el poeta ha mantenido en la sombra, como si estuvieran malditos o tocados de algún secreto que la poesía sabe guardar. Recordemos que todo poema debe tener una presencia maldita y bendita; una mezcla entre la Les fleurs du mal y las Fioretti. Porque algunos lectores creemos distinguir entre la sangre verdadera, la que deja herido de amor y casi de muerte, la maldita, y la sangre imaginaria que da vuelos a la fantasía y es mero pretexto para hacer literatura.

                                                    


Saturday, March 10, 2018

CdeH20





Acaban de llegar, desde Manhattan a "bruklin", los CdeH20. Veinte cuadernos, artesanos, hechos con entusiasmo y amor. Veinte hogueras con más de cien brasas que nos han calentado el alma y la vida, que nos han enseñado la magia, poder y vigencia de la poesía: rescoldo, ascua y fuego, ceniza viva y humo perfumado. Ahí están, en cuadro de honor, los nombres que han hecho posible celebrar y llegar hasta aquí. Muchas gracias a todos.







Friday, March 2, 2018

Del Diario


020318.- La tormenta arranca la piel de la sombra de los paraguas y deja ver sus metálicas vertebras. Con este huracán todos los paraguas han perdido su inocencia, como otros la perdimos en una noche ventosa de marzo. Aparecen en las fachadas manchas como frescos románicos de línea frágil y contorno débil. Dentro de la casa vive una niebla que nos obliga a encender la luz, a subir las persianas y nos nubla el camino al dormitorio donde el lecho es como una barcaza a la deriva. Encerrados intentamos resolver ecuaciones con varias incógnitas, arreglar cuentas y escuchar, una vez más, don Carlo, de Verdi que encierra tanta historia personal. Se acaba la botella de Tanqueray y los cubitos tiñen de un azul helado la ginebra. Ayer, de vuelta de ver A fantastic woman, en un cine de Manhattan, pasamos por Mercer Street a una de las pocas tiendas de libros de segunda mano que va quedando en la ciudad. A ella han ido mis amigos interesados en libros raros que vienen a verme. Mientras yo miro la sección de poesía, donde encuentro los Poems 1970-1971 de Robert Graves, tú desapareces y cuando vuelves me dices que has estado en una sección que era como un cementerio, donde los libros muertos están enterrados. Arropados por la niebla, que es como un huésped perturbador, leo el libro de Graves y de pronto hay un poema que me pide que lo saque del libro y lo vista con otra túnica, con joyas de diseño. Así hago y aquí está con nosotros alegrando el oscuro collar de la lluvia, ahuyentando la tela toldo de la niebla y recordándonos el tiempo en que la belleza llevaba en sus caderas cilicios de plata. Me iba a asomar a la ventana a ver si la tarde, que se aleja, se llevaba a la lluvia, pero no hace falta: en los cristales suena el tecleo del agua que escribe un mensaje en clave con el papel carbón de la noche. Pero ya se ha ido la niebla. 



                               
CON UN REGALO DE ANILLOS


No te envié joyas de bisutería:
verdaderas piedras preciosas frías al contacto con la lengua, sus engarces antiguos,
su magia evidente.
Oculta tu orgullo, acéptalas con negligencia
pero, desnuda en el sofá, llévalas para mí.


WITH A GIFT OF RINGS

It was no costume jewellery I sent:
True stones cool to the tongue, their settings ancient,
Their magic evident.
Conceal your pride, accept them negligently
But, naked on your couch, wear them for me.

Tuesday, February 27, 2018

TÚ PONES LA PIEL O LAS GRAMÁTICAS DEL CORAZÓN


                          

                                          TÚ PONES LA PIEL O LAS GRAMÁTICAS DEL CORAZÓN


Las gramáticas del tiempo
Francisco Javier Gallego Dueñas
Colección Helena, 2017

          Es su primer libro y trae la frescura de lo nuevo y la caligrafa temblorosa. Un primer libro es como el primer amor, en donde un beso no es un beso, es un mordisco, una rúbrica de saliva en los labios del amor y donde una palabra no pesa tanto como cuando ese amor muere. De jóvenes las palabras nos pueden, nos seduce y nos arrestan a veces al precipicio  de la prosa. La vejez te enseña que abrir una ventana no es sencillo y que las palabras tienen un precio que hay que pagar, como las heridas o las arrugas que aparecen en el alma y en el rostro. Dice el poeta:

En el poema,
las palabras, los ritmos,
las imágenes van y vienen.

Tú pones la piel.

          “Las gramáticas del tiempo”, de Francisco Javier Gallego Dueñas, necesita fijar esas “imágenes que van y vienen”, medir los adjetivos, salpicar el poema con más complementos directos y, en ocasiones, circunstanciales. Dejarse la piel. Porque cuando el poeta habla de “cosas del corazón” el poema se remonta, se hace como un pájaro que vuela sobre nuestros sentimientos y nos da sombra y nos ampara. El corazón es lo que queda. La poesía es eso, unas alas, un espacio de sombra y luz que nos acoge. La poesía no es un artilugio, ni un artefacto (como no sea para poetas “sociales” que el tiempo devora y olvida). La poesía son las cinco partes variables y las cuatro invariables de que consta una oración o un poema. Cuando se escribe de lo que se sabe, de lo que se siente, de la historia de uno es cuando aparecen poemas que justifican y hermosean este libro. Poemas como “La piel que habito”: “Madurar es darse cuenta de que / el traje que habitas es tu propia piel…” o “Legado” que es uno de nuestros favoritos:

                                 


          Damos la bienvenida a “Las gramáticas del tiempo” y a la voz poética que empieza a cantar a la vida y a la muerte y al amor esperando que el tiempo le acompañe a enriquecer esa voz. Un libro donde la “razón” a veces oscurece el sentimiento y aparecen poemas “metafísicos” y de hechura fría, que dan pan a las ideas y dejan hambriento el corazón . Esperamos que Gallego Dueñas escriba siempre el mismo verso pero con  “distinta agua”, aunque “a lo que no es un río llamas río”. Un agua que engarza con este poema, “La memoria del río” que fluye inundando nuestros sentimientos y ofreciéndonos a la poesía como un “cántico sin fin”:

                                           


 "Las gramáticas del tiempo" un libro con mucho "espacio" a la esperanza.  

Saturday, February 24, 2018







               

            Enseñando la Generación del 27 en NY.

Hablamos de lo frágil, de lo inerte,
del enigma que envuelve a la poesía,

sentimos con Guillén el mediodía,

sin nombrarla Salinas la hizo fuerte,


Cernuda os deslumbró y tuve suerte,

Diego fue el Duero y Lorca profecía,

Alberti iluminó de pedrería

lo que Aleixandre oscureció de muerte.


Quise trazar en campos de ceniza

un camino con más de dos salidas,

lejos del barrio gris y la maleza.


Cada día la nieve de la tiza 

escribía con sangre en vuestras vidas

un poema de fuego y de belleza.