Monday, November 11, 2013
LA MANO DE MI PADRE
Mi madre lleva guantes, abanico
y en el bolso, los recordatorios
de la primera comunión de mi hermano.
A mi hermano se le enreda el rosario entre los guantes
como una cobra de plata que resbala,
le cuelga el crucifijo de oro que tiene ladeado
y los zapatos le brillan como si Dios fuera su espejo.
Yo llevo una chaqueta que no tiene solapas
y me aprietan bastante los zapatos que están llenos de polvo.
De la forma que mi padre me coge de la mano,
como un jilguero en la jaula enorme de la suya,
parece que me va a proteger para toda la vida.
En mi primera comunión llevé el traje de mi hermano
y mi madre, sin guantes ni abanico,
guardaba en el bolso de su vientre
otro recordatorio de los ocho que mi padre le imprimió.
A veces siento la mano congelada de mi padre que me aprieta
y me quiere llevar a los infiernos donde ahora descansa.
En la fotografía, en blanco y negro, la hoguera no se ve.
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