Thursday, April 3, 2014

La casa con una sombra dentro


 
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Después de vivir tantos años en Nueva York, a veces uno no ve cómo cambia, no se fija cómo se despierta, no se da cuenta del milagro que supone que cada mañana millones y millones de personas se levanten, salgan a la calle y muevan la ciudad. Uno sale una mañana fría de enero y va a un barrio al que no suele ir a menudo y le parece estar en otra ciudad: donde hace unos años había un edificio de pocos pisos ahora han levantado otro negro que parece un trasatlántico con cientos y cientos de ventanitas; donde había una iglesia han puesto un restaurante y donde había un restaurante vegetariano han abierto una tienda de teléfonos móviles. Y entonces uno recuerda, al ver el trajín, tanto ruido, albañiles que gritan, grúas que gruñen, sirenas que chirrían sobresaltadas, a la calle Ancha del Toledo de entonces, donde las tiendas –la de juguetes de Díaz Marta, la de tejidos Nodal, el bazar de la Rosa, la tienda de botones y perfumes La Favorita- eran de y para toda la vida. Parecía que nunca pasaba nada. Pero pasaba. Las mañanas eran suaves y lentas: el café en La Bóvedao en San Antonio o en La Suiza, una vuelta por Zocodover, un chato de vino en Los candiles, la comida en casa... y vuelta a empezar. Había una monotonía azoriniana que ahora, mientras uno mira la vida en la sala de espera de una clínica, regresa a sí mismo, sabiendo que al salir a la calle volverá la prisa a empujarle y las ganas de vivir a entrar en sus bolsillos, en su mirada y en su sangre. Sentir que la vida nace cada mañana, aunque uno no lo sienta, aunque uno no lo crea. Aunque tenga que repetirse una vez más: “El amor no muere, somos nosotros mismos”.
 
(Foto de la calle Martín Gamero, de John Fyfe, tomada del blog Toledo olvidado, de Eduardo Sánchez Butragueño).
 

2 comments:

  1. Tus palabras son ecos de mi añoranza por ese Toledo de mi niñez. Entonces parecía que el tiempo no pasaba. De los sitios que citas, solo queda la Favorita y la Bóveda. Qué pena de la calle Martín Gamero, con casi todos los negocios cerrados.
    Son otros tiempos, todos con más prisa y a veces enfadados por ello. Toledo ahora es solo turismo, al menos el Casco.

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  2. Muchas gracias Maria Jesús. No sabia que La favorita siguiera abierta. A La boveda fui un dia a tomar un cafe cuando estuve para el pregon y ya no era lo mismo. Los nuevos dueños no eran de Toledo. Pero asi es la vida. De La favorita recuerdo el slogan que tenian en Radio Toledo que decia: "Quita quita, que voy a La favorita¨;).

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