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Después de vivir tantos años en Nueva York, a veces uno no ve cómo cambia, no se fija cómo se despierta, no se da cuenta del milagro que supone que cada mañana millones y millones de personas se levanten, salgan a la calle y muevan la ciudad. Uno sale una mañana fría de enero y va a un barrio al que no suele ir a menudo y le parece estar en otra ciudad: donde hace unos años había un edificio de pocos pisos ahora han levantado otro negro que parece un trasatlántico con cientos y cientos de ventanitas; donde había una iglesia han puesto un restaurante y donde había un restaurante vegetariano han abierto una tienda de teléfonos móviles. Y entonces uno recuerda, al ver el trajín, tanto ruido, albañiles que gritan, grúas que gruñen, sirenas que chirrían sobresaltadas, a la calle Ancha del Toledo de entonces, donde las tiendas –la de juguetes de Díaz Marta, la de tejidos Nodal, el bazar de la Rosa, la tienda de botones y perfumes La Favorita- eran de y para toda la vida. Parecía que nunca pasaba nada. Pero pasaba. Las mañanas eran suaves y lentas: el café en La Bóvedao en San Antonio o en La Suiza, una vuelta por Zocodover, un chato de vino en Los candiles, la comida en casa... y vuelta a empezar. Había una monotonía azoriniana que ahora, mientras uno mira la vida en la sala de espera de una clínica, regresa a sí mismo, sabiendo que al salir a la calle volverá la prisa a empujarle y las ganas de vivir a entrar en sus bolsillos, en su mirada y en su sangre. Sentir que la vida nace cada mañana, aunque uno no lo sienta, aunque uno no lo crea. Aunque tenga que repetirse una vez más: “El amor no muere, somos nosotros mismos”.(Foto de la calle Martín Gamero, de John Fyfe, tomada del blog Toledo olvidado, de Eduardo Sánchez Butragueño).
Tus palabras son ecos de mi añoranza por ese Toledo de mi niñez. Entonces parecía que el tiempo no pasaba. De los sitios que citas, solo queda la Favorita y la Bóveda. Qué pena de la calle Martín Gamero, con casi todos los negocios cerrados.
ReplyDeleteSon otros tiempos, todos con más prisa y a veces enfadados por ello. Toledo ahora es solo turismo, al menos el Casco.
Muchas gracias Maria Jesús. No sabia que La favorita siguiera abierta. A La boveda fui un dia a tomar un cafe cuando estuve para el pregon y ya no era lo mismo. Los nuevos dueños no eran de Toledo. Pero asi es la vida. De La favorita recuerdo el slogan que tenian en Radio Toledo que decia: "Quita quita, que voy a La favorita¨;).
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