LA OSADIA DEL PAPEL. Cancionero de Fulgencio Martínez
Es un libro en el que te puedes perder, pero siempre encuentras la salida. Un poco caótico, con escalones y con rampas, sótanos y altillos, es un laberinto donde uno puede toparse con sombras medievales, contrafuertes románicos y la voz del Arcipreste: peste y muerte, bobos que se escapan del cuadro y reyes en el pudridero, homenajes y puñetazos, gritos y pancartas, algunas húmedas por una lluvia de abril y en el pórtico de la catedral gallega dos figuras que te miran y no te miran: Andrés Acedo y Séptimo Alba, dos santos ateos y esdrújulos.
EN EL MUSEO DEL PRADO
Ya me cansé de ser bobo,
dijo el Bobo, y se salió
del cuadro. No se echa en falta:
Dentro quedaban los otros
bobos de la real Familia.
Uno se siente alumbrado por la vertiginosa fecundidad del poeta, la riqueza de la palabra, el cálido ritmo del poema y el dardo venenoso de algunos versos. Uno se detiene en “Las estaciones del presente perfecto” y “Las vidas sin escrituras” donde el lector, sentado a las puertas del alba y junto a “Un río llamado Alfeo”, celebra y refrenda que estos dos “libros” le emocionan, le iluminan y le turban los sentidos.
DESCREDITO Y HONOR DE POESIA
Tumba de flores cortadas
con la humedad todavía
del corazón, o un latido
seco de sierra desnuda.
Un cuarto donde el invierno
se aleja de la paredes
con temor a su derrumbe.
Pues aun el invierno teme
la osadía del papel.
manuscrito (unas inteligentes palabras de José Ángel Cilleruelo a modo de epilogo) y los poemas visuales de Agustín Calvo Galán, componen este retablo civil, profano, licencioso llamado Cancionero y rimas burlescas compuesto por el juglar Fulgencio Martínez, publicado en la ciudad de Sevilla por la editorial Renacimiento. Un cancionero del siglo XXI con olor a lazarillo. Un libro necesario.
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