Thursday, June 21, 2018

NEFELIBATA, DE FERNANDO VALLEJO ÁGREDA

              

                           EL QUE ANDA POR LAS NUBES CON LAS GAFAS NEGRAS DE LA IRONÍA

                                           NEFELIBATA, DE FERNANDO VALLEJO ÁGREDA 

          Hay libros que le acompañan a uno incluso una vez que los ha leído o ha escrito sobre ellos. Otros, una vez leído pasan a las estanterías del recuerdo y otros, los  menos, se resisten a irse de la “torre” que cada día aumenta: libros que uno ha leído varias veces, pero que le resulta difícil abordarlos ya sea por el tipo de escritura, por el tema o por el “mensaje”.
          Uno de ellos es Nefelibata. Es un libro que cada vez que intento escribir algo sobre él me siento incapaz porque no es un libro al uso, no son solamente 31 actos, es teatro y es prosa, es una selva de aforismo, un texto con soliloquios, preguntas, afirmaciones y dudas.
          De entrada, no me lo nieguen, el título es llamativo y poco común para un libro de poesía. Pero uno se entera en el precioso prólogo de Fran Picón que Nefelibata “es un soñador, una persona que vive en las nubes, con los pies lejos del suelo, al margen de la realidad”.
          ¿Es Nefelibata un libro de poesía al uso? No, no lo es. ¿Es un libro surrealista? Lo podría ser. ¿Es el libro de un hombre que está en las nubes? No. Aparte del prólogo que es un bellísimo poema en prosa, el libro tiene un epílogo y está ilustrado por Héctor Puertas Capdevila que ilumina los poemas, ¿o los deberíamos llamar cantos o tal vez escenas?, con la oscuridad rabiosa de la luz encarcelada. Mi ejemplar es la segunda edición.
          Nefelibata es un libro que nunca acaba, que nace cada vez que lo abres. Es un laberinto donde la muerte va cambiando la salida, donde la vida va abriendo ventanas y el sexo es un perro sin bozal que nos lame las heridas del alma.

Ni el tiempo es tuyo
ni el mío
ni el de nadie.

Nuestro.

El tiempo es un reloj nuestro.

Es el libro de un poeta atormentado, drogado por la vida, que escribe, a veces, en sueños, un Rimbaud sin el Verlaine de turno. Poemas torturados, como si al poeta le tartamudeara el alma, estrofas de un verso, de una palabra. Golpes de luz, de sombra, de imposibles preguntas sin respuestas o con respuestas que no lo son:

¿Qué es la ferratina?
(La ferratina es un cero a la izquierda)
Un mal sueño
que despierto
no te deja dormir.

          Nefelibata es un universo, una cantata atea, un réquiem urbano a la vida, una partitura inacabada, un enjambre de metáforas que son puñales, de estrofas que te dan sed, de contradicciones que te desnudan, consignas que te desnudan. Es una continuada letanía al deseo, al amor, al sexo, a la miseria humana, a la melancolía. El oficiante, revestido con casulla de los sueños, medio ángel y medio demonio, azuza con el tridente de la noche nuestras miradas y nuestros sentidos.
          Al final, ese ser que vive al margen de la realidad, baja de las nubes y deja de soñar. Y Nefelibata muere y el celebrante vuelve a la tierra azul de la luz y es entonces  donde el hombre conoce “lo que debo amar / de lo que puede perder”. Ahora sabemos que el poeta ha cantado a nosotros y está despierto.

… Las palabras son un extraño ruido conceptual.
Un grajo negro
sin molleja
desfigurado por la rigidez de un cadáver.        


Sunday, June 17, 2018

Del Blog de Älvaro Valverde.

Hilario Barrero, poeta (acaba de dar a la imprenta BlendingCuadernos de Humo, donde leemos: Qué cruel es el tiempo / que te pone delante de tu rostro / su espejo cada día / y te niega la luz cuando es de noche), diarista, profesor jubilado de la Universidad de Nueva York, ciudad en la que vive desde hace décadas, vuelve a sorprendernos con su tarea de traductor y publica en La Isla de Siltolá A quien pueda interesar, antología (bilingüe) de poesía en inglés, según reza el subtítulo. Es complementaria de otra que vio la luz en la misma editorial sevillana, Lengua de madera. Aquélla, sin embargo, sólo recogía poemas breves. Aquí se reúnen más de un centenar de poemas, cortos o largos, de cincuenta y cuatro poetas, del siglo XVIII hasta la actualidad. Los divide Barrero en varios grupos: primitivos, modernos, postmodernistas, novísimos, y jóvenes. Incluye tres "mini antologías": de Sandburg, Gilbert y Hall (que junto a su mujer, J. Kenyon, Barrero dio a conocer al público español).
Confiesa que empezó el florilegio "hace casi cuarenta años", que es muy personal, para todo tipo de lectores y, en última (o primera) instancia, que lo concibió para sí mismo.
A todos los poetas incluidos se les puede calificar de "clásicos" y, en consecuencia, son muy representativos del panorama de la poesía escrita en inglés a lo largo de los últimos siglos.
Son muchos los agradables hallazgos que uno se encuentra, poco importa por dónde abra el elegante volumen. Ya sean versos de Frost o de Simic, de Thomas o Stevens, de Walcott o Berger, de Levertov y Schuyler. Y de poetas mucho menos conocidos.
Los lectores habituales de la revista Clarín ya conocíamos algunos de estos versos. De Donald Hall, pongo por caso. Poemas magníficos como "El amo" y "Té" o el divertido "A la manera de Horacio".
La mayor sorpresa para mí está, con todo, en el primer poema, de Robert Southey (1771-1843), donde se lee: "Y, sobre los bosques vecinos que se divisaban, / la torre de la iglesia de Navalmoral nos anunció / nuestro lugar de descanso esa noche, -una señal bien recibida; / aunque nos demoramos deliberadamente para contemplar / con detenimiento la llanura fértil de Plasencia..."
Una delicia, sin duda.

Saturday, June 16, 2018

El estro de los locos





            MENOS ES MÁS: CUANDO LA POESÍA ES UN RELÁMPAGO QUE DESLUMBRA

El estro de los locos
Nicolás Corraliza Tejera
Ravenswood Books Editorial, 2018.

          Es evidente que Nicolás Corraliza es dueño de una voz poética. Lo que, en estos tiempos, en que hay muchos poetas mudos, es una suerte. Una voz y un estilo y como ocurre con los estilos, con las personalidades poéticas, con el material que el poeta usa, gustan a unos, dejan indiferentes a otros y al resto les llevan por la calle de la amargura. Lo que yo creo es una suerte porque se reconoce al poeta.
          Leyendo la obra de Corraliza, y en especial El estro de los locos,  admiramos la cualidad en que uno insiste cuando los jóvenes poetas piden consejo al viejo profesor. Ya se sabe que ser joven significa dejarse morder por las palabras, así que el consejo es: menos es más.” 
          No olvidemos que la brevedad bien entendida en un arte. Como dice Polonio: Brevity is the soul of wit. Echemos una mirada a la poesía japonesa, a la poesía Zen, a nuestras jarchas. En poesía cada palabra es un tesoro del que el poeta debe sacar su más hondo significado, una piedra preciosa que el poeta tiene que moldear, hay que llegar hasta el hueso de la palabra. Un poeta que trabaja la poesía breve es mitad orfebre mitad carnicero.  Es en esa brevedad donde el poeta desnuda al poema, nos lo presenta en carne viva, y en ocasiones nos da hasta miedo de tocarlo. No lo toquéis ya más que así es el poema.

MENGUA LA LUZ

en el desierto de las certezas.
Se extinguen las palabras en su eco.

          Es por esa brevedad minimalistas (valga el oxímoron) que en ocasiones algunos poemas se balancean entre el aforismo, la metáfora continua, y un toque oscuro de antigua filosofía. Por otro lado son chispazos que, de momento, dejan al lector deslumbrado y, en muy pocas ocasiones, apenas si  un esbozo de poema, como si el poeta fuera un avaro con las palabras y nos dejara con ganas de más. Porque en un poema, como dijo Louise Brooks, Writing is 1 percent inspiration, and 99 percent elimination. Un poco de inspiración y un mucho de poda.
          Hay que destacar la importancia que los títulos juegan en la intencionalidad y entendimiento del poema. El título alejado del poema a veces sirve de introducción pero a veces parece estar demasiado alejado de la idea central del poema. Aquí un ejemplo:

CUESTA

digerir esta papilla
 de dientes
y alambradas.
Los hombres cercados nos miran rotos.

          Resumiendo, en El estro de los locos el poeta demuestra que tiene una voz poética y también un estilo. Y de la misma manera que a un pintor o a un cantante de ópera, a un verdadero artista  con “estilo” se le reconoce de inmediato así reconocemos la manera de decir y ser del poeta. Y en este reconocimiento radica el milagro de poder crear un mundo con pocas palabras.

          Uno diría que en el universo poético de Nicolás Corraliza hay poemas que son un chispazo, un relámpago, poemas que deslumbran, que te hacen dudar. Otros, los en apariencia fríos, lo que parecen hechos con hielo, se salvan porque están arropados por el fuego purificador de la poesía.

EL GRIS

Llegó el invierno.
Esta tarde lo he visto colgado
sobre el esqueleto de los árboles
sembrando una semilla en la tristeza

          Un libro de un poeta joven que escribe en el siglo XXI y se apoya en la cultura y en la subcultura, en los fracasados y en la melancolía, en esa bilis negra que nos lleva a la tristeza, en la política y en la sociedad, en bandas y conjuntos musicales. En ocasiones algunas de estas fuentes “materializan” el poema y lo convierten en una proclama combativa llevando la poesía al alcance de la inmensa minoría.

ESCARMIENTO

Ha madrugado
las guerras en las factorías del mundo.
La tempestad se desata implacable.

          El estro de los locos (un título un tanto enigmático) ha sido editado con cariño y sobriedad por el editor Antonio Cruz en Ravenswood Books Editorial.






Tuesday, June 12, 2018

Cuaderno de Humo 21.







                                                             RECIÉN LLEGADOS.

      Llegamos al número 21 de los Cuadernos de Humo

      Esta vez toca tema académico y tenemos la suerte de contar con un trabajo meticuloso y excelente del crítico José Muñoz Millanes que, en homenaje al ilustre hispanista Elías L. Rivers, analiza “Las imágenes póstumas en la poesía de José Rubio”.

      Ya hemos empezado a trabajar en el número 22 que saldrá a finales del verano y hará el número 8 de “Donde está el fuego”. Poesía en estado puro...

      PD.- Si alguien está interesado en el cdeh21 se lo podemos enviar como PDF. 
Gracias a todos.


Friday, June 8, 2018

Pensamiento, palabra y poesía.

Tuve la suerte de que el poeta, novelista y ensayista Juan Francisco Quevedo me pidiera participar en un ensayo que acaba de publicar en Septentrión ediciones, que dirige el poeta Carlos Alcorta. Se lo agradezco porque tuve la suerte de aprender y gozar de su talento y de su amor a la poesía. El texto lleva un epilogo de Alcorta que desgrana elogios y destaca los beneficios que tiene el leer poesía. Muchas gracias a los dos por invitarme a estar bajo el amparo de su palabra.





Tuesday, June 5, 2018


                             



          



              BRUMAS DEL NORTE Y EL PERFUME DEL SUR.

      Noticia de Una habitación de hospital con vistas al mar.

     Lo único que puedo hacer al terminar de leer y disfrutar varias veces este libro de Antonio Cruz Romero es lamentar no poder hablar de él. Ni bien ni mal. Un padre no debe hablar de su hijo y mucho menos un “mezclador de colores”, que es lo que yo me considero al tener este libro en mis manos.

    Antonio Cruz, poeta, editor y el mayor conocedor de la poesía neerlandesa es también amigo, estable y seguro admirador de mis dibujos. Es tal la fe que tiene en ellos que hasta me ha hecho creer que soy alguien que sabe mezclar colores.

     Y como la fe mueve montañas, mis dibujos han servido para ilustrar un libro que es un grito, una herida abierta, un breviario de horas de melancolía, misal de dudas y de oscuridades, mapa callejero donde la muerte camina vestida de desamor y el mármol se resquebraja como se resquebraja el amor.

E incluso hoy que no estás
huelo las cáscaras de las mandarinas
que en el invierno el fuego devoraba.

     Diez dibujos que acompañan treinta y cinco poemas agrupados en cuatro secciones y una nota final en la que agradece a su hija Noa, “que es musa de algunos de estos poemas”, al poeta Antonio Praena, a quien dedica “Seis poemas religiosos”, una de las partes más inquietantes del libro, y al poeta neerlandés Menno Wigman, “que falleció poco antes de este poemario se enviase a imprenta y cuyo espíritu impregna parte de este libro y tanto me ha influido”.


                      IV. DEUDAS

                y perdona nuestras deudas,
               como también nosotros perdonamos a nuestros deudores,  

               y no nos dejes caer en tentación, 
               mas líbranos del mal.
                                                             Mt. 6, 12-13    

                                                                   Para F.  

Le han anudado al cuello un pañuelo oscuro.
Le han sellado los labios hasta quedar hinchados,
y los ojos pegados con pegamento;
por último la han revestido de tierra y maderas
mientras una veintena de buitres
han ido descendiendo en círculos
y la muerte y los carroñeros
han comenzado a cobrarse sus deudas.
Para qué preocuparse de la vida:
no saldrás vivo de ella.
                                  De “Seis poemas religiosos”

          Un libro, editado por Letras cascabeleras, a tener en cuenta de un poeta con una voz que corta como una navaja y se queda clavada como esa luz incierta del atardecer. Un poeta “raro”, con brumas del Norte y el perfume del Sur. Y al Este, en su costado, un dolor que casi no le deja respirar. Y en el Oeste de su corazón tiene la razón de vivir: Noa y Sophie, sus hijas.

                 
                  NO ESTÁ/NO SOY

                                  Hace tiempo que presentía
                                  Este día luminoso y la casa vacía.

                                                                  A. AJMÁTOVA

Desde esta cama fría —poco acostumbrada
a mis huesos— se escuchan heridos los perros
abandonados con sus aullidos metálicos.
La lluvia es fina, pero siento cómo explota
contra las aceras. Quiere nevar. Y no se atreve.

Le debo a mi insomnio no diagnosticado
poder contar las campanadas, y percibir el sonido
de los coches chapoteando y las risas de su interior. 
Tres meses sin venir aquí se me antojan eternos,
nadie me reconoce; todos se han olvidado de mí:
¡soy un auténtico espectro que puede mover objetos!

Mi madre no está.

Vacía la casa hueca de ecos que persisten
los rincones huelen a madera ardiendo:
es una sobredosis amarga de Pasado
(droga letal que deprime el sistema nervioso
—y los médicos mienten culpando al alcohol—).

No está.

Abandono el libro para contemplar cómo se hinchan
los troncos: mañana serán insignificante ceniza blanca
ceniza blanca ceniza blanca ceniza blanca.
En el sótano a las patatas abandonadas le han crecido
brotes rosas, de aspecto repugnante y demoníaco.

No está, mi madre; ni yo casi estoy,

y trato de dormir imaginando que el aullido del viento
es una susurrante voz familiar que ha venido del Pasado.

              María, 26-2.2016. 2º cumpleaños de mi hija Noa.



                           



Monday, June 4, 2018




                                                     OBSERVANDO EL SUBRAYADO.  


     Son veintiún poemas breves, luminosos, hechos de piedra serena y de terciopelo, seda que cruje en la mirada, luz de atardecer, poemas de mapas y caminos, de nostalgias y esperanzas, de amores idos que queman:

No quieras, Tasio, olvidar la tierra
donde me has amado.
Sí, ya sé, en otro puerto te esperan.
Sin embargo, en este momento,
tan cerca de la llama
tus ojos dulces e inquietantes
me abrasan como el fuego.

    Piedra serena es el primer libro, en edición de amigos, que publica la profesora Belén Zayas Fernández. Un manejo de poemas que la poeta ha ido escribiendo sin prisa pero sin pausa a lo largo de su vida y que ahora publica y dedica a su marido y a sus hijas. Un documento de amor, un soplo de aire puro, de nostalgia, de melancolía.

Un mujer mira desde su ventana
la nube sobre el paisaje mojado:
un espacio sin nombre, sin tiempo.
Piensa, sonríe. Aún guarda
el calor de un abrazo matutino.

Predominan poemas de exterior en el tema pero interioristas en el fondo. Entramos en edificios, en caminos, en mapas, en Italia y escuchamos los sonidos de campanas y el trote del caballo que lleva al condottiero en la Toscana primaveral:

…Elegante y altivo,
resiste con entereza el dolor
que le produce el puñal clavado
hace apenas dos minutos.
A lo lejos, muy cerca del rio,
en ese mismo instante
brotaba un jacinto.


El libro, que está primorosamente ilustrado por Marcos Reina, lleva esta cita de Delmira Agustini: “Eros, ¿acaso nunca sentiste piedad / de las estatuas?” conecta con el sentido argumental del libro y con este poema que, en su brevedad, nos muestra una manera de mirar a la piedra, al pasado, a la historia, a la iglesia, al amor y a la muerte:

En la iglesia,
los monarcas en piedra
con las manos entrelazadas
como si se amasen
para toda la eternidad.

Piedra serena, obra de una mujer que a veces confunde la tristeza con el deseo y siente la poesía muy dentro y que ahora nos ofrece este libro gratificante, de apariencia sencilla, como escrito en voz baja y nos deja una cantera de poemas hechos con la melancolía de la piedra y un toque romántico de una poesía que nunca muere. Un libro que con el tiempo puede unirse a “Aquellos libros que ves / en la estantería / son para ti / quizás no comprendas / o seas muy joven aún. / No importa. / Observa el subrayado, / las anotaciones en el margen. / Son como migas de pan / que voy dejando / para que sigas mi rastro / cuando llegues a la vida”.







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