ARDIENDO CASI HIELO: LA POESÍA DE ERNESTO FRATTAROLA
Ernesto Frattarola
Cuarto menguante
Ars Poética, Oviedo, 2018
Cuando en 2015 me llegó Uno, el segundo libro de Ernesto Frattarola, supe que estaba delante de un poeta que sufre, que siente un dolor físico y ese otro dolor de siglos, un dolor “mediterráneo”, un dolor en el corazón al que podríamos llamar poesía: la angustia de ver pasar la vida, de sentir esa herida que le desgarra al poeta la razón, el sentimiento. Sentimos que era “una poesía que quema y que corta: fría a punto de ser carbonizada, ardiendo ya casi hielo”. Han pasado tres años y nos llega Cuarto menguante, un libro que aunque es una continuación del anterior, en el que se muestra una fidelidad de estilo, de impronta personal, es un paso firme y seguro que recrea un mundo personal y un cosmos del que es difícil salir.
CARNAVAL
No necesito máscaras.
Mi escondite soy yo.
Seguimos encontrando admirables poemas breves que son como una colección de aforismos, de metáforas “cerebrales”, “un diario de viajes”, un sistema poético en el que cada verso es una pieza, en apariencia metálica y sin conexión, pero que una vez que el lector ha roto esa aparente frialdad de frases independientes que, en ocasiones, reviste el poema de una armadura casi imposible de penetrar, una vez familiarizado con la voz y el estilo del poeta, vemos que cada verso encaja a la perfección y crea una maquinaria, una caja mágica, que late al mismo compás que late nuestro corazón.
PRÓTESIS
A mi madre
le han puesto una rodilla de titanio.
Tiene ochenta y un años y una gran cicatriz.
Camina por la casa.
Debajo de la piel
guarda el ruido de todos los serruchos,
las lágrimas de los primeros pasos,
la ausencia del ausente.
Y una rodilla metálica y fría
como mi corazón.
Esperamos que este libro, en ocasiones, oscuro y tenebroso, con el tiempo, llegue a ser “luna llena”, pues aunque es desgarrador es tasmbién un aviso de lo que puede ser mañana. Cuarto menguante está dividido en cuatro partes (tal vez innecesarias): Astillas, (a uno le hubiera gustado esta sección como título del libro), Relente, Madrigueras y Aullido (que uno asocia con Allen Ginberg). Cuatro secciones angostas como un estrecho que tiene de orillas a la muerte y al dolor y que va a desembocar al mar que todos llevamos dentro.
LEÑA
Ojalá hubiera luz,
aunque no hubiera libros,
Una hoguera de libros,
Llevemos consigo la esperanza y la palabra al caminar por Cuarto menguante porque sabemos que las palabras que “no mueren pero puede matar”, “nos miran desde dentro. / Nos matan desde dentro.” Y eso es lo que nos hace vivir, “nos sobrevivirán”.
Posiblemente el poema “Agosto”, que es uno de nuestros favoritos, defina, de una manera total, la poética, el sentimiento, la mirada, el mundo de Ernesto Frattarola: lo que antes apenas era nada, es ahora una realidad, un todo, un poeta que escribe una poesía como hecha con mármol de Carrara. El pasado pesa, el futuro aligera. Es el presente el que nos lleva a la muerte.