Monday, June 29, 2020

Vidas paralelas






Tenerte es fácil, mantener encendida la casa fue lo difícil.

Despertar a tu lado fue la norma, dormir lejos de ti lo complicado.

Contar los años me enseñó a sumar, añadir hoy un día más es aprender a restar.

Al sentir el arañazo de tus ojos quedé deslumbrado, lo que esta noche me ciega es el navajazo de la vida que pasa.

Buscarte en las tinieblas no fue difícil, lo difícil ahora es saber cuándo amanece.

Siempre quisimos ser uno, confundidas nuestras voces y latidos.

El aliento vital nos dice que siempre seremos dos.

Thursday, June 25, 2020

Los dos amores.

               

AMOR (I) G. HERBERT

Amor inmortal, autor de este gran orden,
nacido de esa belleza que nunca puede desvanecerse,
¡cómo ha dividido el hombre Tu glorioso nombre
y lo ha arrojado a ese polvo que Tú mismo has creado,
mientras que el amor mortal gana todo el mérito!
y, asociándose con la mentira, ambos
controlan todo el poder, dueños del sentimiento y de la razón,
(obra Tuya) y no Te dan Tu parte en ninguno.
Al ingenio le atrae la belleza, la belleza eleva al ingenio;
el mundo es de ellos, los dos interpretan el juego,
Tú Te mantienes a la espera, y aunque Tu glorioso nombre
labró nuestra salvación del infernal abismo,
¿quién canta Tus alabanzas? Solo un pañuelo o un guante
calienta nuestras manos y las hace escribir sobre el amor.



    Love (I) G. Herbert
   Immortal Love, author of this great frame,
Sprung from that beauty which can never fade,
How hath man parcel'd out Thy glorious name,
And thrown it on that dust which Thou hast made,
While mortal love doth all the title gain!
Which siding with Invention, they together
Bear all the sway, possessing heart and brain,
(Thy workmanship) and give Thee share in neither.
Wit fancies beauty, beauty raiseth wit;
The world is theirs, they two play out the game,
Thou standing by: and though Thy glorious name
Wrought our deliverance from th' infernal pit,
Who sings Thy praise? Only a scarf or glove
Doth warm our hands, and make them write of love.
 
       Una cosa lleva a la otra, o como dice el soneto de Herbert: "Al ingenio le atrae la belleza, la belleza eleva al ingenio". Después de la experiencia del poema de Marvel nos hemos internado en el difícil bosque de la oscura y barroca poesía metafísica inglesa del siglo XVII. Si el poema de Marvel intentaba definir el amor, este del clérigo G. Herbert, intenta dejar claro (dentro de lo que cabe) las diferencias entre el amor inmortal y el amor mortal. Un hermoso soneto, revestido de una cierta religiosidad, que es como una oración al Creador.
       Gracias a los que han participado comentando las traducciones del poema de Marvel por Cernuda y HB. 
      El amigo Muñoz, seguidor de este blog, me llamó por teléfono y estuvimos hablando del poema y de la poesía metafísica. Me alegró el día (y la espalda) con sus ideas, sugerencias, datos, ediciones y el apunte de la presencia de una cosmogonía en algunos poemas.  También su entusiasmo de volver de nuevo a leer y a estudiar al grupo de metafísicos, y de hacer un especie de seminario, publicando los poemas traducidos y las conclusiones en un futuro Cuaderno de Humo. Si la peste lo permite. 
       Ahora solo necesitamos un pañuelo o un guante que caliente nuestras manos y poder escribir sobre el amor. El que nos mantiene vivos. 
      

Sunday, June 21, 2020

Dos miradas.




210620.- Ya he comentado el misterio que tienen algunos poemas que te llaman, te llevan consigo y ya habitas en su casa. Cada día suelo hojear un libro de poemas en inglés e ir buscando poco a poco material para el tercer tomo de Poesía bilingüe que completaría unos de mis sueños. A veces me voy a la cama sin ninguna presa y siento que ha sido un día perdido. Otras veces aparece un poema que me guiña un ojo, me da un toque de atención y después de una segunda lectura me lo llevo a la cama.

         El otro día leyendo una antología de poetas ingleses me volví a encontrar con Marvell y su poema “The Definition of Love”. De entrada me trajo el recuerdo de Aldana y de alguien más que no lograba recordar. Durante varios días estuve recogiendo información sobre Marvell y el poema me pareció un texto amoroso con algo que le hacía distinto y que encerraba algún misterio que no llegaba a adivinar. Cuando había recogido suficiente información empecé a traducirlo. En ocasiones hay poemas que se resisten, poemas rebeldes que se niegan a entregarse del todo. Este fue uno de ellos.

         Esta mañana me llamó José Muñoz Millanes para decirme que había leído la traducción en mi blog y comentarme la que también había hecho Cernuda, en 1955, publicada bajo el título “Tres poemas ingleses”. Su comentario me desveló el presentimiento de que el poema me recordaba a alguien. Nada más terminar la llamada me acerqué a las Prosa completa del poeta sevillano a leer su traducción que encuentro encorsetada y oscura, tanto o más difícil de entender que el poema original. Uno tiene la sensación de que le faltase aire para respirar, que el poema está en una cárcel de versos eneasílabos, de uso poco frecuente en español. 

         La información que da del poeta y del poema, que fue escrita en 1945, es escasa y subjetiva y se va un poco por las ramas citando a Lucrecio, Dante y Donne del que dice, según dos de sus biógrafos que hablaba español. El comienzo de la nota informativa, modestia aparte, dice así: “Me figuro haber sido el primero en citar el nombre de Marvell a lectores de lengua española, y como debe ser poco conocido entre nosotros probablemente, no estará de más alguna información sobre su poesía y particularmente sobre el poema de él que he traducido”. Genio y figura.

         Adjunto ambas traducciones por si algún curioso lector quiere cotejarlas y dar su opinión. Gracias.




Tuesday, June 16, 2020

Setenta años. Alrededores de JLGM.

Un fragmento del prólogo de “Alrededores de José Luis García Martín”, el libro homenaje que ya está a la venta. Feliz cumpleaños.
                                                             DESDE BROOKLYN         
                                                          Hilario Barrero

         “ALGO que no se nombra / con la palabra azar / rige estas cosas», escribió Borges. Y ciertamente no se debe a un mero azar que el primer homenaje que sus amigos escritores le dedican a José Luis García Martín —el primero en libro, antes el diario Hoy y El Correo de Andalucía le dedicaron sendos suplementos literarios y Cuadernos de humo un número especial— tenga lugar en Nueva York, la ciudad a la que siempre vuelve y en la que le habría gustado vivir. De alguna manera, José Luis García Martín siempre ha sido un neoyorquino en el exilio dorado de su Oviedo y de su Avilés.
Durante un tiempo, para él Nueva York fue solo Manhattan. Si se aventuraba un paso más allá, se sentía perdido. Ahora Brooklyn es para él el verdadero corazón de la ciudad. Su primer encuentro con Brooklyn, va a hacer ahora veinte años, tuvo lugar tras una larga caminata. Lo sé, porque hice de guía, como en tantas otras ocasiones y con tantos otros escritores españoles. Yo en aquella época me preparaba para competir en un nuevo maratón y no me daba cuenta de que algunos de los del grupo de tertulianos que acompañaban a García Martín no estaban preparados para tales hazañas. Hace unos días, Silvia Ugidos, que vino junto a Martín López Vega, Xuan Bello, Javier Almuzara y Marcos Tramón, en su respuesta a la carta en la que le solicitaba colaboración para este volumen, me decía: «En tiempos en que es difícil estirar las piernas, anima recordar el brío maratoniano con que amablemente nos enseñó su barrio en Nueva York». Después de ese viaje, que tuvo lugar inmediatamente antes de la catástrofe de septiembre de 2001, se publicó un espléndido volumen, Líneas urbanas, donde los del grupo y algunos invitados contábamos nuestras experiencias de aquellos días.
         Fue una larga y agotadora jornada. Salimos del hotel en que se alojaban, el decadente y literario Pennsilvania (Julio Camba le dedica un capítulo en La ciudad automática), cruzamos el Puente de Brooklyn y por Montague Street llegamos hasta el Promenade, desde donde contemplamos un perfil único de Manhattan, hicimos parada en Teresa’s, el restaurante polaco que ha quedado inmortalizado en diarios y en crónicas (acaba de cerrar sus puertas definiti- vamente), llegamos hasta Sahadi’s, la tienda árabe que olía a canela y a dátiles, a perfumes dormidos y a almendras recién tostadas. Recorrimos luego Atlantic Avenue y nos hicimos una fotografía a la puerta de un club destartalado y oscuro con una frase en la fachada que decía: «Where the friends meet». Una imagen con jóvenes llenos de vida, aunque cansados. Alcanzamos Flatbush Avenue, anduvimos un kilómetro más y llegamos a casa, donde nos esperaba una cerveza helada. Un maratón que nunca olvidarían.
         Con los años, García Martín volvió muchas veces a Manhattan y en una ocasión se hospedó en mi barrio. En esos días, fue cuando de verdad descubrió Brooklyn. Aún ahora, después de tres años de su última visita, recuerda con precisión calles, esquinas, rostros, arcos, fachadas, monumentos. Desde Oviedo, con solo cerrar los ojos, puede recorrer la barriada como un residente.
         El primer día de su última visita salimos al parque. Cruzamos la fuente de Wisdom y Fortitude, el arco triunfal dedicado «a los defensores de la Unión, 1861-1865» y la gran plaza, que dan a esta zona un aire parisino. Al llegar a la entrada de Prospect Park vi cómo García Martín sacaba el móvil y enfocaba a otro arco que al final del túnel enmarcaba la enorme pradera. Por el contraste es una imagen que se queda pegada a la retina de la memoria. En la pradera, la luz nos deslumbró y anduvimos por caminos de sombra rumorosa, caminos pocos transitados, ardillas que como relámpagos aparecían y se escondían, árboles centenarios y al final del camino un edificio construido por Guastavi- no, el arquitecto valenciano que trabajó durante algunos años en Nueva York construyendo iglesias, embelleciendo estaciones de metro, bóvedas en Gran Central, mansiones y centros culturales y recreativos. Al salir yo sabía que, en su agenda sentimental, García Martín había anotado en su cuaderno un nuevo nombre: Prospect Park.
         A la salida del parque, está la Biblioteca Pública, un edificio de hermosa geometría racionalista. La fachada tiene una monumental puerta de cristales con doradas imágenes de libros famosos de la literatura americana. Al salir, vi cómo hacía una fotografía de esa puerta a contraluz, que luego serviría de portada a Una música, un rumor y un símbolo, una de las entregas Poesía en Valdediós, la colección poética que recuerda las lecturas junto al famoso Monasterio y que García Martín dirige desde hace años.
         Zigzagueando calles afluentes de Flatbush Avenue llegamos a la Séptima Avenida. Allí tomamos un café en el Starbucks, un lugar espacioso y luminoso donde el poeta se encuentra como pez en el agua. Hay residentes y viajeros de paso, gente que observa, gente absorta en sus ordenadores, gente que anota algo en un cuaderno, quizá un poema, que recuerda o que olvida.
         Un día en que García Martín se aventuró en solitario por el barrio se encontró con el Captain America, uno de los héroes de la Marvel (su favorito es Iron Man, el hedonista mecenas Tony Starck). Apuntó la inscripción que figura en la base de la estatua: «I’m just a kid from Brooklyn».
         También García Martín es de algún modo, un chico de Brooklyn, un neoyorquino más y por eso me atrevo a suponer que este homenaje a sus setenta años de dedicación a la literatura (estoy seguro de que en la cuna, antes de aprender a hablar, ya devoraba libros) le hará doble ilusión por venir de dónde viene.

Friday, June 12, 2020

El imposible amor: la esponja y las paralelas







DOS POEMAS METAFÍSICOS.

Dos miradas del imposible amor: la imposible esponja y el dulce amado centro y los verdaderos paralelos que aunque infinitos nunca llegan a juntarse

FRANCISCO DE ALDANA  (1537-1578)
 [XVIII]
"¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos, trabados,
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid entre el jazmín se va enredando,

y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios, de chupar cansados,
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y sospirar de cuando en cuando?"

"Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también, tan fuerte

que no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal su avara suerte."













DEFINICIÓN DEL AMOR
Andrew Marvell  (1621-‎1678)


Mi amor es de tan singular cuna
como corresponde a algo extraño y sublime;
fue engendrado por la desesperación
en la entraña de lo imposible.

Solamente la magnánima desesperación
podría mostrarme algo tan divino
donde la débil esperanza nunca habría podido volar,
sino vanamente batir sus alas de oropel.

Y sin embargo podría haber llegado
a donde mi alma se proponía,
pero el destino me separaba de ello
con pesadas barras de hierro.

El hado ve con ojos celosos
dos amores perfectos y no permite que se unan;
su unión sería su ruina
y destrucción de su tiránico poder.

Y por lo tanto sus decretos inflexibles
nos han situado tan distantes como los polos,
(aunque todo el mundo del amor gire a nuestro alrededor)
y no podamos abrazarnos;

A menos que el vertiginoso cielo se derrumbe,
y la tierra sufra un nuevo seísmo;
y el mundo entero sea amontonado en un planisferio
para unirnos a nosotros.

Como las líneas, los amores oblicuos
pueden cruzarse en cualquier ángulo;
pero los nuestros, tan verdaderamente paralelos,
aunque infinitos, nunca podrán unirse.

Así pues, el amor que nos ata,
pero la suerte tan envidiosamente nos prohíbe,
en la conjunción de las mentes
y la oposición de las estrellas.



THE DEFINITION OF LOVE.

My love is of a birth as rare
As ’tis for object strange and high;
It was begotten by Despair
Upon Impossibility.

Magnanimous Despair alone
Could show me so divine a thing
Where feeble Hope could ne’er have flown,
But vainly flapp’d its tinsel wing.

And yet I quickly might arrive
Where my extended soul is fixt,
But Fate does iron wedges drive,
And always crowds itself betwixt.

For Fate with jealous eye does see
Two perfect loves, nor lets them close;
Their union would her ruin be,
And her tyrannic pow’r depose.

And therefore her decrees of steel
Us as the distant poles have plac’d,
(Though love’s whole world on us doth wheel)
Not by themselves to be embrac’d;

Unless the giddy heaven fall,
And earth some new convulsion tear;
And, us to join, the world should all
Be cramp’d into a planisphere.

As lines, so loves oblique may well
Themselves in every angle greet;
But ours so truly parallel,
Though infinite, can never meet.

Therefore the love which us doth bind,
But Fate so enviously debars,
Is the conjunction of the mind,
And opposition of the stars.